Del teletrabajo a la flexibilidad: no es estar en casa, es relacionarse

Aunque cada vez esté más presente en los medios de comunicación, lo cierto es que el teletrabajo (o trabajo remoto) no es en absoluto una realidad. Al menos en España. Pese a que somos la primera generación de la historia de la humanidad que, gracias a la tecnología, podría realizar sus tareas desde cualquier parte del planeta. 

Sin embargo, uno de los frenos más habituales no solo es el cultural. También es el conceptual. porque, comoquiera que no hay formación alguna para la transición hacia esta modalidad, muchos responsables dispuestos a implantarlo cometen dos errores de base: piensan que debe cumplirse el mismo horario que en una oficina y que el empleado puede acabar aislado social y empresarialmente al no salir de su domicilio ni tener compañeros alrededor para relacionarse.

Llevo más de una década sin pisar un lugar que me ate a un sitio y un horario fijos. Y difícilmente volveré a hacerlo. Pero hay algo de lo que he hablado poco: la evolución. El hecho de que, a medida que aceptas nuevos proyectos de distinta índole, entras en una espiral de generación de contactos y eventos que te alejan cada vez más de mirar de frente al ordenador durante horas. Y convierten tus días en una sucesión de quedadas que, una detrás de otra, amplían enormemente tus posibilidades laborales. Al tiempo, bien es cierto, que merman tu tiempo laboral 'puro'.

Como contamos en este post de Mamiconcilia, todos aquellos cafés que has dejado de tomar con gente interesante por culpa de estar anclado a una silla te han hecho perder innumerables oportunidades, personales y profesionales. Y, no te das cuenta de ello hasta que una reunión con una persona externa a tu mundo te abre puertas a proyectos de los que nunca habrías imaginado formar parte, básicamente por el encasillamiento al que te somete tu día a día.

Eso, bien es cierto, te obliga a ser hiperproductivo. Tienes menos tiempo para contestar mails (aunque podes hacerlo mientras caminas por la calle) o mandar informes, pero: ¿te has preguntado cuánto pierdes en las interrupciones de tu rutina?. Esta charla TED de Jason Fried es el mejor ejemplo. Su título no tiene desperdicio: por qué no se trabaja en el trabajo. Nada más que añadir.

Muchas personas siguen creyendo que teletrabajar es pasar ocho horas en casa, sin contacto con nadie, en pijama y comiendo guarradas. Nada más lejos de la realidad, como contamos aquí ya hace años. Pero hoy casi está dejando de tener sentido este concepto, entre otras muchas cosas porque induce a errores de pensamiento.

Es momento de hablar de trabajo flexible. De combinar tus horarios como te vengan mejor para llevar a tus hijas al colegio, cuidar de tu madre enferma, hacer deporte o simplemente ver la serie que te apetece y no puedes seguir porque llegas derrotado a casa por la noche. De salir de tu ámbito habitual para conocer a personas que te abrirán la mente sobre posibilidades laborales, presentes y futuras. Y de usar la computadora y el móvil el tiempo justo para hacer bien tus tareas (para esto también se necesita formación. Y en esta misma web puedes encontrarla).

Tu tiempo es tuyo, no de tu empresa. Recuérdalo cada día

 

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